viernes, 11 de diciembre de 2009

Silencio, hay ruido.



Obama recoge el Premio Nobel de la Paz y en el discurso resuena la palabra guerra.
Y es que nada nos libra de la guerra. Sea por odio, rencor, por venganza, ambición, por falta de diálogo o sea, para garantizar la paz, al final nos queda el recurso a la guerra. Aunque ya deberíamos haber encontrado una mejor arma para la PAZ.
Es triste que el discurso, la palabra, tenga que ahuecarse para servir al propósito de justificar lo bélico, porque entonces la dañamos, se ensombrece la palabra, la privamos de su grandeza y sólo queda un ruido de fondo.

"Ningún problema puede ser resuelto desde el mismo nivel en el que se creó". Albert Einstein.

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